(100
leídas de 235 pág.; El País) (22;
mayo de 2020)
Hace más de ocho años y mil páginas después valoré con
una sola estrella al hombre de este autor, por lo que no debería haber leído
nada más de él, pero como cada año elijo a un autor de los que están en el
dique seco a fin de darle una segunda oportunidad y, como este libro me
apetecía, pues prometía una historia entretenida y en la que se desgranaran costumbres
de un siglo atrás, más o menos, no pude resistir la tentación. Debería haber
podido: no había llegado a la mitad del libro que ya hacía rato que me arrastraba
entre las tediosas líneas creadas por Musil; todo lo que creí que prometía la
portada era una ensoñación mía; este autor es muy aburrido, mucho. Ha
conseguido su segunda estrella solitaria.
El
estudiante Törless es un adolescente que ha estado siempre bajo el paraguas de
sus padres, supongo, pues no es que se aclare mucho en el inicio del libro, y va
a parar a una escuela militar para seguir sus estudios. El contacto con sus
camaradas, más o menos de su edad, pero con sus propias vivencias, deseos y
gustos, hará que su mundo se amplíe, a pesar de que es un muchacho solitario
que prefiere dedicarse a pensar sobre la vida y su propio universo. Y el que
quiera saber más que lo lea y me cuente. Gracias.
“Una pequeña estación de ferrocarril del tramo que conduce a
Rusia.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario