(240 pág.; Alianza) (47; junio de 2016;
en Huesca)
Hace mucho tiempo que deseaba leer
algo de este autor así que se lo pedí a Anna para mi cumpleaños y a la vista
está que lo consiguió.
Veinte años después de que Proust
terminara su búsqueda se publicaban
estas confesiones, y a mí me ha
parecido que los personajes principales tenían puntos en común en cuanto a su
introspección y a la necesidad y preocupación de ser aceptados por los que les
rodean. Quizá ahí terminen los parecidos, pero la frase inicial que figura al
pie de la portada creo que lo corrobora.
El niño y luego joven protagonista
de este libro se siente atraído por la belleza en general, y la del cuerpo
masculino en particular. Consciente de su diferencia respecto de los otros
muchachos decide llevar una máscara
que no permita ser visto tal como es y llega a sentir aprecio por la hermana de
un amigo, dando la sensación de que terminarán casándose.
Aunque el personaje pueda parecer proustiano la manera de escribir de
Mishima no es la del autor francés y este libro se lee con un interés que va
aumentando a medida que avanza su lectura. Al personaje principal, además de la
belleza, también le atraen la sangre y la barbarie y su creador no se abstiene
de ser claro y directo en esto, así como en cuanto a su actividad sexual. Es un
buen libro y tengo ganas de leer más de Mishima para ver qué temas trata y cómo
los desarrolla.
“Durante mucho tiempo insistí en que había presenciado la
escena de mi nacimiento.”
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