(124 pág.; El País) (42;
junio de 2016)
Segundo libro que leo de Lope de Vega, pero me he llevado
una decepción, pues no tiene la gracia (es un drama) de El perro del hortelano, ni las rimas son tan evidentes ni, por lo
menos para mí, se termina de entender todo lo que dicen los personajes: las
palabras que utilizan o no se entienden, por haber caído en desuso, o es lo que
quieren decir lo que no se comprende.
A Fuente Ovejuna, un pueblo de Córdoba, llega un
comendador que es un cretino integral: trata mal a los lugareños, quiere abusar
de las mujeres, se pavonea de ello y, en el colmo de la visión política, va en
contra de los Reyes Católicos. Como lo que mal empieza mal acaba, así acaba él
y no creo descubrir a nadie el final de la historia (que lo es, pues relata un
suceso habido en realidad) si escribo la tan manida frase: “¿Quién mató al
comendador? ¡Fuente Ovejuna, señor!”
A mucha gente le he oído decir la frase anterior y
después de haber leído la novela, aunque no he visto la obra de teatro, me he
preguntado si todos los que la dicen saben algo más de la obra o el suceso
histórico, pues como no me ha parecido de lectura fácil me sorprendería muy
gratamente.
“COMENDADOR ¿Sabe el Maestre que estoy
en la villa?”
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