(313 pág.; Bruguera) (48;
junio de 2016; en Huesca)
Debo de estar muy generoso o poco exigente, pero es el sexto
libro consecutivo que me parece de lectura imprescindible y este, encima, es de
ciencia ficción. Hace más de cuatro años que leí el primero de este autor y
también me gustó mucho. La próxima vez tardaré menos en volver a leer un libro
suyo, pues ahora leo bastante más… y cada vez tengo menos libros en casa para
repetir de un autor.
Este libro estaba previsto leerlo después del de Kaku,
pero me pareció que era mejor leer uno que no fuera de un tema casi similar, y
creo que fue un acierto, pues en este se habla de la puerta al espacio, de
velocidades superiores al de la luz, de vida extraterrestre; es decir, una
posibilidad futura novelada. Pero muy bien novelada.
La estructura de este libro es similar al de Ballinger
que he leído hace poco: en un capítulo el protagonista explica su historia en
la consulta de su robot psiquiatra y en el siguiente la acción avanza
explicando qué le sucedió a él en el pasado cuando la humanidad accedió a un
planeta abandonado hacía miles de años por una civilización muy superior y
ahora podía usar sus naves, pero sin poder programar su destino, pues se
desconoce la forma de hacerlo. Intriga, ciencia ficción, psicología, ¿qué más
se puede pedir, si su lectura es interesante?
“Me llamo Robinette Broadhead, pese a lo cual soy varón”
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