(233 pág.; Periférica) (16;
marzo de 2016)
Un día me planté en la Fnac dispuesto a quitarme el mono
de no comprarme libros y, entre los cuatro que cayeron, este ha sido el primero
en ser leído.
Marisol se me adelantó y me dijo que “estaba bien”. Y eso
es lo que está: bien. La autora y su marido hicieron una propuesta económica
para quedarse una librería que había cerrado y ella nos explica en este libro
los avatares de tal aventura. Esta aventura, que yo diría prodigiosa por el
buen resultado que les ha dado teniendo en cuenta de que hablamos de venta de
libros, transcurre en Viena y todos aquellos que lean el libro se sorprenderán,
por lo menos a mí me sucedió, de que a las nueve de la mañana ya haya gente
esperando para comprar libros y que en la semana de Navidad entren unos
setecientos clientes… a una librería de barrio de sesenta metros cuadrados.
Este libro puede interesar a los amantes de los libros, a
los lectores voraces, y a los que, como yo, alguna vez pensaron que les
gustaría tener una librería (y que la autora aclara que no es lo mismo leer que
vender). A pesar de que lo leí en un solo día no lo aconsejo a los que no
pertenezcan a alguno de los apartados anteriores, pues les puede parecer
aburrido o pesado por monotemático.
Navegando para ver esa “maravillosa librería” encontré
este blog: ttp://www.devoradoradelibros.com/
que, habiendo nacido más o menos cuando el mío, ha recibido doscientas veinte
veces más visitas, que se dice pronto, por lo que lo aconsejo para el que quiera
tener una opinión más profunda sobre este libro, y otros cientos más. Además,
me enteré de esta web de intercambio de libros: http://es.bookmooch.com/. No está mal lo
que ha dado un libro que sólo está bien.
“Hemos comprado una librería.”
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