domingo, 6 de marzo de 2016

Henry James: Otra vuelta de tuerca (*/**)

(137 pág.; Debolsillo)                                    (14; marzo de 2016)
Marisol me había dicho que Otra vuelta de tuerca le había producido mucho miedo y yo, a pesar de que a este autor lo tenía arrinconado, le hice caso y lo desenterré.
Esta madrugada lo he terminado de leer, y eso que me ha costado un poco a pesar de su corta extensión, y a mí también me ha producido miedo, otra vez, el autor: no me ha gustado. Se lo comento a Marisol esta mañana y me dice que se refería a la película y que la vio cuando era niña, ¡amos anda!
Por qué no me ha convencido: leída en la época victoriana a la luz de las velas, no digo que no, pero hoy, con luz y taquígrafos, es otra cosa; demasiado psicológica, lo que piensa la institutriz, lo que piensa la institutriz de lo que piensan el ama de llaves y los niños; un error conceptual: ya cerca del final el niño de diez años, que es un modelo de bondad, respeto, belleza e inteligencia, cercano todo ello a los ángeles, se dirige a la institutriz, a la que respeta y ha respetado hasta ese momento, con la expresión “querida”, repetida varias veces, por lo que yo creo que no es coherente con el personaje; otra escena poco creíble es la del lago entre la institutriz, el ama de llaves, al niña y la canoa; y para terminar, a mi me asustan más los vivos, y cuanto más vivos más me asustan, que los muertos, por muy muertos que estén. Bye, bye, Henry.




“La historia nos había mantenido alrededor del fuego lo suficientemente expectantes, pero fuera del innecesario comentario de que era horripilante, como debía serlo por fuerza todo relato que se narrara en vísperas de navidad en una casa antigua, no recuerdo que produjera comentario alguno aparte del que hizo alguien para poner de relieve que era el único caso que conocía en que la …”


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