domingo, 31 de enero de 2016

Truman Capote: A sangre fría (***)

(315 pág.; Anagrama)                                               (7; enero de 2016)
Desde el principio, esta novela de no ficción como la definió Capote, cautiva, te engancha, te obliga a seguir leyendo para saber más de esas personas que van apareciendo en la historia a través de las pinceladas del autor. Unas pinceladas que son del tamaño justo, no aburren con infinitos detalles y, en cambio, describen totalmente la figura dándole forma, carácter y sentimientos. Y aparecen muchos personajes, pues no sólo describe a los tristemente seis protagonistas principales, los dos asesinos y sus cuatro víctimas, sino a una infinidad de personas que aparecen en sus vidas: desde los habitantes del pueblo donde transcurren los sucesos hasta los familiares de ellos, sin dejar de lado a los investigadores, y otras personas menos importantes. Abrumadora capacidad de recrear un universo, real o imaginado, en un libro de tan poca extensión.
Ya he dicho que hay dos asesinos y cuatro víctimas cuyas fotos podrían ser las de la portada, por lo que no voy a añadir nada más de la historia. Creo que hay que leer este libro aunque sea tarde, lo digo por mi edad. No quiero dejar de comentar lo que pensé desde que empecé a leerlo, sobre todo, después de la frase “cuatro disparos que, en total, terminaron con seis vidas humanas” que aparece en la página once y que me parece brillante. La cuestión es: ¿habría sentido lo mismo leyendo el libro si no supiera que es un caso real, si no hubiera visto la película Capote en la que se desgrana la concepción de este libro?
Cada día aparecen en las noticias casos de asesinatos, muertes innecesarias, desgracias naturales que se llevan decenas y centenas de vidas humanas. ¿Qué son cuatro vidas más o menos, aunque fueran de la misma familia, y asesinadas a sangre fría? El suceso tuvo lugar hace casi sesenta años, pero estoy convencido que pasarán otros sesenta y se seguirá leyendo esta historia con el corazón encogido por la desgracia que acaeció una noche de noviembre a esa familia y las desgraciadas vidas de sus dos jóvenes asesinos. Y eso, no cabe duda alguna, se deberá a la pluma de Capote.




“El pueblo de Holcomb está en las elevadas llanuras trigueras del oeste de Kansas, una zona solitaria que otros habitantes de Kansas llaman “allá”.”

eBook: sí.


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