(32 pág.; eBook) (48;
agosto de 2013)
¡Qué treinta y dos páginas más
deliciosas e ingeniosas! Este librito escrito en el siglo XIX ha hecho correr
ríos de tinta en los dos siglos siguientes, pues ¿cuántos monólogos y escritos
comparando virtudes y defectos entre el hombre y la mujer no le deben la idea?
Quizá haya uno anterior, pero lo desconozco.
Creo que con el título y las dos
últimas líneas del párrafo anterior queda claro de qué va el asunto, pero hay
que leerlo para ver la habilidad de Twain para no repetirse comparando lo que
uno dice con lo que el otro piensa; hay que leerlo para ver la sensibilidad con
que trata a sus dos personajes y, sobre todo, hay que leerlo para llegar al
final y conocer, a través del ingenio del autor, lo que pensamos los hombres de
las mujeres, aunque no lo reconozcamos.
Este libro lo compró Marisol por muy poco dinero y me lo aconsejó. ¡Tengo más suerte que Adán con todo su paraíso!
Este libro lo compró Marisol por muy poco dinero y me lo aconsejó. ¡Tengo más suerte que Adán con todo su paraíso!
“Esta criatura
del pelo largo empieza a ser un poco pesada.”
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