domingo, 21 de agosto de 2011

Jaime Bayly: Los últimos días de “La Prensa” (*)

(391 pág.; Planeta)                (9; marzo de 2011)
            Viví casi cinco años en Perú, y aunque en la primera pasada que hice a la biblioteca no lo leí, en la segunda pensé que me gustaría recordar algo de mis vivencias allí. Pero eso sólo duró las cinco primeras páginas. En ellas habla de calles que yo conocí y con modismos que fueron los míos en mi pubertad. Y así se acabó mi sueño de revivir esos cinco años.
            A partir de aquí, dibuja unos personajes con trazo grueso, pues sólo comenta alguna anomalía, el mote y a qué se dedica el sujeto de ese capítulo. Porque cada capítulo, ligeramente aislado del anterior, es para comentar algún suceso o anécdota con poca o ninguna gracia.
            Todo el libro es soez, procaz y pederasta. Claro que la pederastia es la “bien vista”: mujer soltera, ligeramente mayor, con jovencito con ganas de descubrir el sexo, pero pederastia al fin y al cabo.
            La historia es vacua y se llega al final cuando al autor se le acabaron las peregrinas ideas que hace acometer a sus personajes.
            Lo mejor de todo: hay muchos más libros que leer que no son de este autor.


“Doña Inés Tudela y su nieto Diego bajaron de un taxi en la plaza San Martín.”

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