(340 pág.; Acantilado) (88; diciembre de 2022)
Última parte del primer tomo: es fantástico. ¿Qué haré cuando acabe con el segundo?
Oates: “…pese a asentir que no merecía la pena esforzarse
cinco minutos más, la propia actividad de escribir lo termina transformando
todo”.
Didion: “El escritor siempre está intentando engañar al
lector para que escuche su sueño”.
Spender: conoció a todo el mundo y dedica una página a
explicar qué sabe de cada uno de ellos.
Bishop: “…por entonces tenía la teoría de que había que
apuntar todos los sueños, de que eso era la manera de escribir poesía…”.
García Márquez: “Como creo que dijo Proust, para escribir se
necesita un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de
transpiración”.
Brodsky: “…las cosas buenas se producen por una especie de
intervención divina y no tiene sentido preocuparse por la intervención divina,
…está fuera de nuestro control. Lo que sí controlamos es la posibilidad del mal”.
Böll: “Todas las palabras llevan a cuestas una gran carga de
recuerdos, no solo de una persona, sino de toda la humanidad”.
Cabrera Infante: “…la gente usa los libros como los hombres
los rangos nobiliarios: sólo saben el título, pero afirman conocerlos a fondo”.
Gordimer: “¿Sabe qué me hizo querer ser periodista? Fue leer
¡Noticia bomba!, de Evelyn Waugh, a los once años”.
Carver: “…para trasladar tus vivencias a la ficción tienes
que saber lo que haces”.
Ashbery: “Creo que leer una obra así (En busca del tiempo
perdido) te vuelve más triste y más sabio; ya no vuelves a ver el mundo de
la misma manera”.
“Joyce Carol Oates pertenece a la rarísima especie de autores modestos
con respecto a su obra, pese a que es tan extensa que tiene tres editores: uno
para las obras de ficción, otro para la poesía y una «pequeña editorial» para
las obras más experimentales, ediciones limitadas y libros para los que sus
otros editores no encuentran un hueco”.
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