domingo, 9 de agosto de 2020

Salman Rushdie: Hijos de la medianoche (***)

(795 pág.; Debolsillo)                         (35; julio de 2020)

Escribo estas líneas antes de irme quince días de vacaciones pues, de lo contrario, cuando vuelva no me podré acordar de lo que quiero explicar, así es de portentosa mi memoria. Anna me lo regaló en la Navidad pasada y hasta ahora no lo he podido leer (aún no sé cómo puedo llevar este retraso en los libros que me han regalado). Este autor siempre me ha dado un poco de respeto (algo más que un poco), pues con el revuelo (por llamarlo de alguna manera y suavemente) que se levantó con Los versos satánicos siempre me había parecido que era un autor complicado y, más bien, de ensayo. Me alegro que sacara esta recomendación de alguna publicación y que haya terminado leyéndolo: es un libro estupendo, muy bueno, aunque quizá no sea para todo el mundo. Ya llegaré a ello.

El protagonista de la novela es un joven que está relatando su vida desde el mismo momento de su nacimiento, pues casualmente coincidió con la proclamación de la independencia de la India en 1947 (año de nacimiento de Rushdie). A partir de aquí, va asociando sus vivencias y las de su familia al propio devenir de su país: la muerte de Gandhi, las guerras con Pakistán y Bangladesh, el mandato de Indira, etc. No quiero entrar más en detalles porque hasta el título tiene su razón de ser y soy muy reacio (o lo intento) a no desvelar aquello que avanza lo que el autor ha decidido explicar más tarde.

A medida que lo iba leyendo, y puedo estar muy equivocado, me venía a la cabeza García Márquez y sus Cien años de soledad, de la que creo que es deudor o, cuando menos, homenajea Rushdie, pues la historia de estos Hijos hay que englobarla dentro del realismo mágico (de ahí que crea que quizá no sea para todos los públicos) y encuentro un cierto juego entre los nombres de los personajes de ambas novelas: si en la de García Márquez los descendientes se van llamando igual que dos generaciones atrás, en la de Rushdie todas las mujeres que tienen relación con el protagonista cambian su nombre por otro. En cualquier caso, es notable el trabajo de asociar las vicisitudes del protagonista (¿cuánto hay de la propia vida del autor en ellas?) con los acontecimientos vividos en la India. Sin duda, y sin miedo, vale la pena leerlo.





“Nací en la ciudad de Bombay… hace mucho tiempo.”



No hay comentarios:

Publicar un comentario