(377
pág.; Mirmanda) (32;
julio de 2020)
Qué libro tan bueno y curioso, a la vez. No es un libro
de relatos, pero los capítulos lo parecen, pues cada uno de ellos explica las
situaciones personales de personajes diferentes a los del anterior capítulo,
aunque en todos, si no me equivoco, aparece Olive bien como protagonista, bien
como mero secundario. A pesar de que los personajes sean diferentes, todos son
familiares, amigos (pocos) o conocidos de Olive y así va creando la historia en
torno a ella.
Olive Kitteridge es una maestra de matemáticas jubilada y
de muy malas pulgas, pues nada le parece bien. Todos la temen o recuerdan con
miedo. Sus opiniones nunca son favorables a nadie y siempre cree que nada
saldrá como se desea. Su marido, el farmacéutico del primer párrafo, es todo lo
contrario a ella, siempre dispuesto a echar una mano y deseoso de que se vean
cumplidas las ilusiones de los demás. Con estos mimbres la autora va presentando
las personas que tienen contacto con la protagonista y las relaciones entre
ellos, junto con las opiniones de Olive, las cuales llegan a ser tan cáusticas
y siempre tan desfavorables que llega un momento que uno tiene que sonreír al
ver la poca simpatía que demuestra la protagonista. La historia principal está
alimentada de muy buenas historias particulares. Estupendo libro.
“En Henry Kittering va treballar molts anys de
farmacèutic al poble del costat.”
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