domingo, 12 de mayo de 2019

Fernando Marañón: Gilda en los Andes (**/***)


(410 pág.; Berenice)                          (20; mayo de 2019)
Eva me regaló este libro en Navidad y, como aún no está gratilizado, lo he leído a mano. No sé si ella ha leído algo de este autor o se ha basado en que la historia va de cine, pero el resultado de su lectura ha sido muy placentero. Hay multitud de referencias cinematográficas de todo el mundo y también del teatro en España. Para los que nos gustan ambas artes es divertido encontrarse referencias que van desde los años cincuenta hasta nuestros días.
Hay tres historias entremezcladas y la de los espías de Dinamarca se me ha hecho confusa y, quizá, podría haberse tratado de otra forma; no obstante, la historia principal es interesante, entretenida y el capítulo del rodaje de una película en el teatro es divertido y entrañable, tanto en relación a los que trabajan en el cine como a los del teatro: es el capítulo nueve de la segunda parte y vale la pena leerlo aunque no se haya leído nada más.
La familia del protagonista ha sido coleccionista de películas o retazos de ellas que no circulan habitualmente. Su interés por el cine ha sido tanto que la filmoteca de Cádiz fue regida por su padre y ahora la dirige él. Pero la crisis va a hacer que tenga que tomar una decisión crítica: la única manera de conseguir fondos para que siga subsistiendo será vendiendo una rara película de un director danés. Pero hay más gente que la persigue y mezquinas intenciones. En un festival de cine noruego se encontrarán todos los interesados y solo uno podrá llevarse la cinta. (No he estado nunca en Cádiz, pero sí en la ciudad noruega del festival y la iglesia que aparece en el libro es tan bella como se describe).




“Gorm Thorning ofreció café a su invitado.”



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