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pág.; Pocket) (23;
mayo de 2019)
Segundo libro que leo de ella y me
quedo con ganas de leer más. La capacidad de análisis de situaciones en las que
se puede encontrar una mujer y cómo hacer de ello un relato interesante,
entretenido, que no decaiga y, ahora viene lo malo, real, duro, amargo para la
protagonista, evidenciando que, en muchas ocasiones, a pesar de haber sido
lesionada en sus anhelos o derechos, o creer que lo ha sido, la salida no
existe para ella, pues el pasado no puede rehacerse y el presente y el futuro
implican vivir con el sinsabor de que no sucedieran las cosas como ella
esperaba y sin posibilidad de arreglo.
En La mujer rota una esposa acepta que su marido tenga una amante con
la idea de que, como él es un intelectual, se aburrirá de ella. Pero la
situación dura meses y meses y él, cada vez más, quiere seguir con la amante.
En el siguiente relato, otra mujer
intelectual rechaza seguir teniendo relación con su hijo porque este ha dejado
la posibilidad de enseñar en la universidad por entrar en la Administración. No
solo circunscribe su enfado a su hijo, sino que la relación con su marido
también se deteriora.
El último es el monólogo de una
cascarrabias que vive sola y que achaca todos sus males a la humanidad
completa: los vecinos porque hacen ruido en las fiestas de cumpleaños y la
noche vieja, el tránsito porque hace ruido también, y a su familia porque no la
apoyan suficiente y por eso nadie le hace caso cuando se queja de todos los
males que la acucian.
“Extraordinario decorado
el de este bosquejo de ciudad abandonada en los confines de un pueblo y al
margen de los siglos.”
La mujer rota