(205 pág.; Emece) (9; febrero de 2018) (Premio Nobel 1968)
Hace cinco libros un japonés me hablaba de correr y ahora
otro japonés me habla del deporte mental que es el go y que es la única novela que
acabó, según su autor. En 1938 Kawabata era el enviado de un diario para cubrir
la última partida del llamado Maestro, jugador que nunca había perdido una sola
partida en este juego. La partida se alargó durante seis meses, pues el Maestro
estuvo tres meses hospitalizado. En esos seis meses se publicaron más de
sesenta crónicas y veinte años después se publicó el libro.
He creído que esta historia bien se merecía
considerar su lectura como imprescindible, pues la maestría de su autor nos
permite acercarnos a una cultura no muy conocida por nosotros, en un momento
(guerra chino-japonesa, pre Segunda Guerra Mundial) en que Japón estaba
cambiando y aún cambiaría más; se nos da a conocer un juego muy poco conocido en
Occidente y, sin aburrir, consigue introducirnos en las habitaciones-salas de
seis u ocho tatamis (la manera de medir las habitaciones) en la que se disputó
esta última partida del Maestro y que, además, sería la última que se jugaría
como hasta entonces se había hecho. Muy interesante, entretenida y apasionante,
a pesar de conocer el resultado de la partida desde el principio de la historia
y qué fue del Maestro desde la primera oración.
“Shusai, Maestro de Go,
vigésimo primero en la sucesión Honnimbo, murió en Atami, en la posada Urokoya,
la mañana del 18 de enero de 1940.”
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