sábado, 3 de febrero de 2018

Vicente Blasco Ibáñez: Mare Nostrum (***)

(446 pág.; Prometeo)                        (5; enero de 2018)
Repito autor y esta vez con un libro que le regalaron a Pepe y que está más cerca de ser una primera edición (1918) que de nuestros días, solo hay que ver la portada. La acción sucede durante la Primera Guerra Mundial, lo que da prueba de la habilidad del autor para crear una historia con hechos que eran actualidad.
Mare Nostrum, obviamente, es el Mar Mediterráneo pero, también, el nombre del barco que el protagonista compra. Antes de comenzar con la narración de ficción, Blasco nos ilustra con la historia de los pueblos que surcaron el Mediterráneo; también nos detallará de manera exhaustiva todas las especies marinas que lo habitan; no dejará de lado describir las costas por las que el capitán Ferragut navegará y eso incluye los cabos, golfos y hablar de las ciudades costeras; en resumen, como Julio Verne. El estilo es decimonónico (¿podía ser de otra manera?), pero a mí me ha gustado mucho. Como en la trama hay un enamoramiento, también es romántico y sensual.
El protagonista, hijo de un notario, debería estudiar derecho y, en palabras de su padre, “que le lloviera el dinero”; pero tiene un tío marino y le puede más esa profesión. Muerto el padre repentinamente, nada le detiene. Con un salto en el tiempo nos enteramos que ha cruzado los siete mares y que está muy bien considerado en su profesión. Tiene la oportunidad de comprar un navío y lo hace, por lo que ahora es capitán y propietario. Se dedica al transporte marítimo de mercancías, pero en su travesía se va a cruzar una mujer que le hará beber sus vientos y la Primera Guerra Mundial jugará un papel muy importante y decisivo en la vida de todos los protagonistas de esta estupenda novela.




“Sus primeros amores fueron con una emperatriz.”


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