(446 pág.; Prometeo) (5; enero de 2018)
Repito autor y esta vez con un libro que le regalaron a
Pepe y que está más cerca de ser una primera edición (1918) que de nuestros
días, solo hay que ver la portada. La acción sucede durante la Primera Guerra
Mundial, lo que da prueba de la habilidad del autor para crear una historia con
hechos que eran actualidad.
Mare Nostrum,
obviamente, es el Mar Mediterráneo pero, también, el nombre del barco que el
protagonista compra. Antes de comenzar con la narración de ficción, Blasco nos
ilustra con la historia de los pueblos que surcaron el Mediterráneo; también
nos detallará de manera exhaustiva todas las especies marinas que lo habitan;
no dejará de lado describir las costas por las que el capitán Ferragut navegará
y eso incluye los cabos, golfos y hablar de las ciudades costeras; en resumen, como
Julio Verne. El estilo es decimonónico (¿podía ser de otra manera?), pero a mí
me ha gustado mucho. Como en la trama hay un enamoramiento, también es
romántico y sensual.
El protagonista, hijo de un notario, debería estudiar
derecho y, en palabras de su padre, “que le lloviera el dinero”; pero tiene un
tío marino y le puede más esa profesión. Muerto el padre repentinamente, nada
le detiene. Con un salto en el tiempo nos enteramos que ha cruzado los siete
mares y que está muy bien considerado en su profesión. Tiene la oportunidad de
comprar un navío y lo hace, por lo que ahora es capitán y propietario. Se
dedica al transporte marítimo de mercancías, pero en su travesía se va a cruzar
una mujer que le hará beber sus vientos y la Primera Guerra Mundial jugará un
papel muy importante y decisivo en la vida de todos los protagonistas de esta
estupenda novela.
“Sus primeros amores
fueron con una emperatriz.”
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