domingo, 11 de febrero de 2018

Lewis Wallace: Ben-Hur (**)

(556 + 139 pág.; El País)                                (8; febrero de 2018)
Desconocía este autor, y su vida y sus milagros, y a medida que avanzaba en la lectura del libro pensaba que sería otro más de esos autores conversos al catolicismo que nos cuentan, a través de una novela, sus motivaciones y que a mí, descreído total, me dejan más bien indiferente y aburrido. Pero no es así: Wallace se alistó para combatir en la guerra contra México, llegó a general y defendió Washington en la de Secesión, fue gobernador, embajador y le sobró tiempo para escribir libros, siendo este el más afamado. Es decir, no fue un converso, sino que era creyente.
Dicho esto, queda claro que la historia va sobre el cristianismo (de la película yo sólo recuerdo la carrera de cuadrigas, el ladrillo y a Heston haciendo de remero). Hur era una rica familia judía que tiene la desgracia de ser deshecha por el nuevo gobernador romano: el hijo se va a galeras y la madre y la hija desaparecen sin que nadie sepa su paradero. Pero el destino y una serie de coincidencias, que el lector asumirá mejor o peor, harán que Ben-Hur termine siendo un romano rico y se pueda vengar de todo lo que les sucedió. Además, se cruzará en su camino Jesús y será uno de sus más fieles seguidores. Y así Wallace nos explicará la historia de Jesús, que es el subtítulo del libro.
La historia está dividida en ocho libros y Ben-Hur no aparece hasta el segundo, es decir, la principal motivación del autor no fue explicar la historia de ficción. En el primer capítulo se narra el viaje en camello a través del desierto de un hombre y es el que más me gustó, porque, a pesar de mi falta de imaginación, me sentí trasladado junto al viajero y no me esperaba el desenlace del viaje. El libro es una enciclopedia de datos geográficos, históricos y biográficos y el archivo digital que encontré tenía ciento cuarenta páginas de notas que no aparecen en el libro que tengo. Una suerte… relativa.




“El Jebel-es-Zublech es una montaña de más de cincuenta millas de longitud y tan estrecha que su dibujo en el mapa se parece a una oruga reptando de sur a norte.”


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