(556 + 139 pág.; El País) (8; febrero de
2018)
Desconocía este autor, y su vida y sus milagros, y a
medida que avanzaba en la lectura del libro pensaba que sería otro más de esos
autores conversos al catolicismo que nos cuentan, a través de una novela, sus
motivaciones y que a mí, descreído total, me dejan más bien indiferente y
aburrido. Pero no es así: Wallace se alistó para combatir en la guerra contra
México, llegó a general y defendió Washington en la de Secesión, fue
gobernador, embajador y le sobró tiempo para escribir libros, siendo este el
más afamado. Es decir, no fue un converso, sino que era creyente.
Dicho esto, queda claro que la historia va sobre el
cristianismo (de la película yo sólo recuerdo la carrera de cuadrigas, el
ladrillo y a Heston haciendo de remero). Hur era una rica familia judía que
tiene la desgracia de ser deshecha por el nuevo gobernador romano: el hijo se
va a galeras y la madre y la hija desaparecen sin que nadie sepa su paradero. Pero
el destino y una serie de coincidencias, que el lector asumirá mejor o peor,
harán que Ben-Hur termine siendo un romano rico y se pueda vengar de todo lo
que les sucedió. Además, se cruzará en su camino Jesús y será uno de sus más
fieles seguidores. Y así Wallace nos explicará la historia de Jesús, que es el
subtítulo del libro.
La historia está dividida en ocho libros y Ben-Hur no
aparece hasta el segundo, es decir, la principal motivación del autor no fue
explicar la historia de ficción. En el primer capítulo se narra el viaje en
camello a través del desierto de un hombre y es el que más me gustó, porque, a
pesar de mi falta de imaginación, me sentí trasladado junto al viajero y no me
esperaba el desenlace del viaje. El libro es una enciclopedia de datos
geográficos, históricos y biográficos y el archivo digital que encontré tenía
ciento cuarenta páginas de notas que no aparecen en el libro que tengo. Una
suerte… relativa.
“El Jebel-es-Zublech es una montaña de más de cincuenta
millas de longitud y tan estrecha que su dibujo en el mapa se parece a una
oruga reptando de sur a norte.”
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