(214 pág.; Anagrama) (11; febrero
de 2018)
En el amigo invisible que jugamos en Navidad en Madrid
alguien (Iván) me regaló este libro y cuando lo vi me quedé parado porque me
sonaba de algo, pero no lo recordaba: se lo había puesto a Anna en la lista de
libros que quería leer. Con la memoria que tengo, por decir, hasta lo que quiero
me llega a sorprender. Pero lo cierto es que yo sólo quería un libro de Carver
y aquí están los cuatro que publicó, más otro que publicó su esposa, Gallagher,
cuando encontró más relatos de él. Así que he leído el primero e iré
intercalando otros libros. Carver admiraba a Chéjov y se nota su influencia y
yo, que no entiendo nada, también pienso en Munro.
Sus relatos son sobre la gente que puedes encontrar
mayoritariamente en Estados Unidos, pero en situaciones un tanto apuradas o que
se les puede escapar de las manos. No todos lo cuentos tienen un final
resolutivo pero no importa, pues ha planteado una situación, la ha llevado
hasta el límite que él creía que se podía llevar, tú le has seguido y lo que
pase luego no importa, pues al fin y al cabo tú te lo has pasado bien leyendo
ese relato y esto no es una novela de misterio que se tenga que resolver, esto
es la vida hecha literatura.
“El caso es que han de
vender el coche inmediatamente, y Leo le encarga a Toni que lo haga.”
¿Qué es lo que quiere?