(260 + 68 pág.; Versal) (74; diciembre
de 2017)
Las veces anteriores, cuando pasaba por esta estantería
tenía ganas de coger este libro, pero hasta este momento otros me parecieron
más oportunos, pero ya le ha llegado la ocasión. Está considerado como uno de
los mejores escritores de cuentos o relatos cortos del siglo XX, pero me parece
un tanto exagerado. El
archivo digital que encontré de este libro tenía otra selección de sus
historias, por lo que he leído más de las que hay en el que tenemos en casa.
El libro comienza con una biografía, que resulta ser
autobiografía, realmente divertida; tiene tres o cuatro relatos buenos, pero la
mayoría son relatos que no me han dicho mucho, quizá hace un siglo, más o
menos, y leídos en el New Yorker
tuvieran más interés, pero no me parece a mí que un libro sea el mejor soporte;
sus personajes tienen tendencia a ser anodinos pero sorprendentes o que se
encuentran en situaciones incoherentes, en eso su imaginación es desbordante.
De sus fábulas, mejor no hablar: no salvo ni una. Pero insisto en que he leído
tres o cuatro buenos, uno de ellos, el del pie de la portada.
“Los libros sobre eficiencia mental no regatean detalles
acerca de cómo conseguir un Ajuste Magistral, como lo llama uno de ellos, pero
a mí me parece que los problemas que exponen, y descartan, son un su gran
mayoría poco imaginativos y pedestres: los pequeños altercados en la mesa del
desayuno, los inconvenientes rutinarios en la oficina, las familiares
ansiedades causadas…”
Fuerzas destructivas
en la vida
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