(304 pág.; Impedimenta) (2; enero de 2018)
Marisol no deja de comprar libros y de aconsejarme algunos.
Yo voy destilando esa información y acoplándola a mis largas listas de libros
por leer. Este es el caso de uno de ellos. A punto he estado de considerarlo un
libro recomendable sin más, pero lo cierto es que está bien escrito, la idea es
original y, a pesar de que hacia la mitad decrece el interés pero hay un giro
que devuelve la vitalidad a la narración y de que la timidez del protagonista
no siempre actúa (y es vital en la historia), considero que su lectura es
gratificante, es decir, muy recomendable. Bennet fue un autor de éxito y muy
bien considerado en su momento, pero hoy se recuerda más a los que consideraban
que su estilo estaba caduco: el grupo de Bloombury.
El protagonista es un pintor de mucho éxito cuyas obras
se venden a buen precio. Nadie lo tiene físicamente presente, pues su timidez
es tal que no permite entrevistas ni aparece por las exposiciones. Por una
circunstancia que no quiero desvelar tiene la oportunidad de cambiar su
identidad y desaparecer del mundanal ruido. ¿No hemos pensado alguna vez que
ojalá pudiéramos hacer eso y que desaparecieran todos nuestros líos de los que
no sabemos cómo librarnos? Aquí tienes la respuesta.
“El peculiar ángulo que
el eje de la Tierra forma con el plano de la eclíptica –ángulo del cual depende
en buena medida nuestra geografía, y por ende, nuestra historia– era la causa
de que en la época en que comienza este relato se produjera el fenómeno
conocido en Londres con el nombre de verano.”
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