(130 pág.; I.N.A.E.M.) (73;
diciembre de 2017)
Como ya he ido diciendo otras veces, cuando un autor me
ha gustado lo repito, pero esto puede tardar años (seis en este caso) y la
razón ya la he apuntado en alguna ocasión: hay muy buenos autores y yo tengo la
suerte de ir pillándolos poco a poco. Y repetir a todos ellos y leer a los que
aún no lo he hecho es solo cuestión de tiempo, nada más.
Si alguien es perspicaz y se fija en el extremo superior
derecho de la portada verá un símbolo en rojo: no es el de una editorial sino
de una web en la que hay unos treinta mil libros digitalizados; remarco esto, porque ni en Amazon ni en Casa
del libro he encontrado esta obra de él, entonces…
Había leído en crónicas periodísticas ante un hecho de
valentía las dos primeras palabras del título e, incluso, en masculino, así que
tenía curiosidad por saber de qué iba la obra, pues es una obra de teatro de la
que estoy hablando: Madre Coraje es una mujer que tiene una hija muda y dos
hijos adultos para ir a la guerra. Estamos en el siglo XVII en la guerra de los
Treinta Años. Ella tiene un carromato y va de aquí para allá vendiendo todo
aquello que pueda interesar dadas las circunstancias. Para ello tiene que
trampear controles, que no se le lleven a los hijos a la guerra y que su hija
se mantenga pura para que, con un poco de suerte, encuentre un marido. Hay
diálogos o explicaciones de Madre Coraje que son todo un hallazgo por su eficaz
manera de mostrar cómo funciona el mundo que ha creado la llamada humanidad. Brecht
escribió esta obra al inicio de la época nazi y se anticipó escribiendo lo que
se avecinaba.
“RECLUTADOR.— ¿Qué gente
se puede reclutar aquí?”
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