(195 pág.; Delirio) (55;
septiembre de 2017)
Este libro que me regalaron Hevila y Lorenzo en la cena
de mi cumpleaños debía ser el primero en ser leído (debido a que era el de
menos páginas, no porque estuviera dedicado por el autor), pero el no
encontrarlo en formato digital, estar las vacaciones por medio y los tres monovolúmenes como el anterior que he
leído, lo han llevado a ser el penúltimo, pero no por ello menos apreciado.
Lorenzo hace mucho tiempo me recomendó un podcast llamado Todopoderosos en el que cuatro o cinco personas hablan de cine.
Tardé en escucharlo, pero disfruté con su primera temporada: eran muy buenas
críticas, llenas de conocimiento del tema y gracia. Entre los participantes se
encontraba Rodrigo Cortés, un total desconocido para mí y que, en cambio, me pareció
que era el que hablaba con mayor profundidad: resulta que ese “desconocido” es
el director de Buried y del corto más
premiado de la cinematografía española. Soy un completo ignorante… ¡pero ello
me permite descubrir tantas cosas!
¿Te alegraría que te tocara en un programa de televisión
tres millones de euros repartidos entre casas, coches, avionetas, y demás
bienes a los que normalmente no podrías acceder? ¿Y a tu mujer? No creo que
nadie diga que no estaría contento. Pues eso es lo que le pasa a un profesor
universitario que enseña Historia de la Economía. Y se alegra. Y su mujer
también. Y los de Hacienda. ¿Sabes por qué Bob Dylan no quiso el Premio Nobel
de Literatura? Porque había leído este libro y se había reído y había aprendido
que los premios los otorga el diablo.
“–Enhorabuena –dice el
decano Santillana–.”
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