(1.137 pág.; Alfaguara) (54;
septiembre de 2017)
Hace ya un año o dos que Josep M. comentó que estaba
leyendo este libro y que le parecía muy divertido. Yo tomé nota y cuando ha
llegado la hora de repetir a Dickens he elegido esta novela a pesar de ser
desconocida para mí en relación a Oliver
Twist o Grandes esperanzas. Y ha
sido todo un hallazgo y me ha gustado tanto que me sorprende que no hay oído
hablar más de ella y sólo haya conocido un lector (aunque más de mil cien
páginas, que se hacen largas, eche para atrás a más de uno).
En esta novela se encuentra a Víctor Hugo (aunque sin
tanto dramatismo), a Wilkie Collins, a Jane Austen y, sobre todo, a quien
maneja la pluma que la compuso: Charles Dickens. ¡Impresionante!
Los dos primeros capítulos deberían ser del dominio
público (una crítica mordaz al sistema judicial británico de la época o al
nuestro de hoy día); hay párrafos que describen a una persona o a una situación
que son hilarantes, ingeniosísimos, relojes de precisión hechos de palabras;
decenas de personajes a cual más curioso, con las ideas más extrañas pero, en
cambio, irrefutables bajo su lógica.
Y ya para terminar, porque hacer un resumen en un párrafo
sería vano, explicaré que hay un narrador y que una de las protagonistas es
otro. Al principio su voz es cursi e infantil, pero poco a poco va dejándose ir
y, sin faltar nunca al respeto debido a las otras personas, expresa su opinión
y es lapidaria. ¿Qué más puedo decir para que le dediques quince o veinte días
de lectura a una de las mejores obras que he leído en mi vida?
"Londres."
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