(622 pág.; Booket) (57;
octubre de 2017)
Ultimo libro de los que me regalaron por mi cumpleaños y
si quedó relegado a este lugar fue por su longitud. Maribel y Pedro fueron los
culpables de que me pasara semanas haciéndome cruces con las once dimensiones
que tiene nuestro universo, con los tamaños de las cuerdas que componen las
antiguas partículas indivisibles como los electrones y con todo lo imposible,
que resulta posible, dentro del marco de la teoría de cuerdas.
Es un libro muy bueno, no en vano el autor es un
participante activo dentro de esta compleja teoría. Sus ejemplos son brillantes
y muy instructivos, hasta divertidos; pero ¡ay!, si no tienes formación científica y una capacidad
importante de credulidad, este libro es un galimatías que no lo desentraña ni
el propio Einstein.
Después de leerlo entero, de creerme que los físicos
podrán avanzar entre tanta liana suelta en el universo y debido a que también
se conoce a esta teoría como la Teoría del Todo, en referencia a que lo explicará
todo, me viene a la cabeza el teorema de incompletitud del malogrado matemático
Kurt Gödel. Los siglos venideros arrojaran su luz.
“Durante los últimos treinta años de su vida, Albert
Einstein buscó incesantemente lo que se llamaría una teoría unificada de
campos, es decir, una teoría capaz de describir las fuerzas de la naturaleza
dentro de un marco único, coherente y que lo abarcase todo.”