sábado, 11 de junio de 2016

Zadie Smith: NW London (**)

(377 pág.; Salamandra)                                 (36; junio de 2016)
Le pedí a Anna que me regalara este libro y acabo de terminar de leerlo y realmente no sé qué decir. Empezaré por el principio, que es pasado. De ella he leído todas sus novelas: Dientes blancos, sin duda la mejor; El cazador de autógrafos, recuerdo que era rara; y Sobre la belleza, costaba entrar, pero si lo hacías disfrutabas de una buena obra. Y ahora me encuentro con este NW que sólo sería capaz de aconsejarlo a alguien que ya supiera cómo las gasta esta autora… y que tuviera paciencia para llegar hasta la mitad exacta, pues a partir de allí cambia de registro.
La novela comienza explicando la historia de una chica y la gente que conoce, pero de una manera tan “desordenada” que estuve tentado dejar de leerla en un par de ocasiones. Cuando llega a la mitad, nos cuenta la historia de la amiga de la protagonista anterior, pero con capítulos pequeñísimos que va numerando (?), no obstante es secuencial y parece que estuvieras leyendo una obra normal. Hacia el final vuelve a desmadrarse un poco. Ya sé que esto no es un resumen, pero allá va: historias de jamaicanos y africanos, aunque muchos ya son ingleses, que viven en el noroeste de Londres. No sabes cuál es la raza de cada protagonista salvo que te fijes, pero los autores “blancos” tampoco van especificando que sus personajes lo son, en todo caso, indican los de otras razas.
Creo que Smith peca un poco de hablar siempre de la gente inmigrante o que desciende de inmigrantes y, además, que quiere romper moldes y escribir de manera diferente a la habitual, o habituales, clásica o normal, en el bien entendido que con ello quiero indicar que el texto va en un sentido temporal (salvo que se indique lo contrario), que no intercala elucubraciones en medio de descripciones y que lo importante, al fin y al cabo, es contar una buena historia y no descubrir nuevas maneras de hacerlo. Y que me perdone Joyce.




“Un sol orondo se entretiene en los postes telefónicos.”


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