(614 pág.; El País) (35;
mayo de 2016)
Para leer un libro de seiscientas páginas en tres o
cuatro días ha de ser ligero, entretenido y que no te haga pensar mucho más
allá de la acción propia de la historia y si encima es bueno, es como un trébol
de cuatro hojas, que alguno me he encontrado.
Este sólo es un trébol, con algunos errores (a mi
parecer) en aras a que la acción tenga mayor intensidad o pueda suceder lo que
el autor tenía previsto que así fuera, pero como es de lectura ágil, se le
pueden perdonar esos pecadillos y algunos más, como que los protagonistas sean
todos buenos y leales, menos uno de ellos que está hecho de la piel de
Barrabás. Brevemente: dos hermanos gemelos son separados el día en que nacen
(el futuro lector sabrá por qué si lee el libro) y sus vidas bastante parecidas
en cuanto a los logros personales, hasta que el destino hace que sus caminos se
crucen.
La acción transcurre en Estados Unidos y fue una gran
sorpresa para mí que el autor fuera un lord inglés. Este es un libro para leer
durante las vacaciones o bien entre dos sesudas obras.
“Susan aplastó firmemente el helado en la cabeza de Michael
Cartwright.”
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