domingo, 19 de junio de 2016

Gail Parent: Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York (*)

(266 + 18 pág., 47 leídas; Libros del Asteroide)       (39; junio de 2016)
Si el título fuera cierto la conclusión es obvia: ¡se leyó todo el libro! Insoportable.
Tiene un mal inicio: esas dieciocho páginas del prefacio tendrían que haberme abierto los ojos, pero que el prologuista sea un cretino engreído, de prosa repetitiva y sabelotodo, no tiene porqué predisponer sobre la historia que va a continuación. Pero eran como las nubes que anuncian tormentas y yo no supe leer el cielo.
La novela nos cuenta lo desdichada que es una joven que vive en Nueva York y que escribe la nota de suicidio “más divertida de la historia” (la de suicidios que habrá provocado y no habrá sido de tanto reír). Poco más puedo decir, pues en la página veintinueve noté un ansia para devorar literalmente las hojas que faltaban a ver si de esta forma avanzaba y encontraba algo que me hiciera sonreír, pero un resquicio de sensatez me hizo ver que cerrando el libro y leyendo otro conseguiría olvidar tan luctuoso acontecimiento (y no me refiero al suicidio de la protagonista, sino a la lectura del libro). El primer libro de esta editorial que me falla.




“Hace unos años, en el East Side de Manhattan, no lejos de Bloomingdale’s, un hombre abrió un negocio dedicado a la venta de batidos light, deliciosos batidos de chocolate con solo setenta y siete calorías.”


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