sábado, 9 de abril de 2016

Mika Waltari: Sinuhé, el Egipcio (***)

(623 pág.; El País)                                          (21; abril de 2016)
Ya no recuerdo cuándo fue que tuve noticia de este libro por primera vez, pero hará más de treinta años y hasta ahora no había tenido su momento, por lo que lo cogí con ganas y he de decir que sus más de seiscientas páginas valen la pena.
Sinuhé es una persona atípica, en el tiempo en el que transcurre la acción y más en el actual, pues su motivación no es el éxito, ni el dinero, ni el poder, sino el conocimiento y por ello es un viajero incansable y curioso del saber ajeno. Y a pesar de no buscar la fortuna o la proximidad a los poderosos, se hace rico y se codea con estos últimos. Claro que si la novela sólo tratara de lo comentado hasta ahora sería como cualquier historia banal de las que ahora se hacen como churros. Pero no, pues Sinuhé nos cuenta cómo era la forma de vida del Egipto de hace más de tres mil años, en la que se nos explica la distribución del poder, lo que vale una vida humana, cómo se estudia y aplica la medicina, la sucesión de los faraones, los pueblos vecinos y sus costumbres, y todo ello narrado de forma muy amena. Imperdible el personaje del esclavo que tiene, a mi parecer con un cierto regusto a Sancho Panza.
La novela está basada en un par de papiros encontrados, pero pertenecientes a otro momento de la historia, pero seguro, seguro, que ni eran tan fáciles de leer ni tan sugestivos. 




“Yo, Sinuhé, hijo de Senmut y de su esposa Kipa, he escrito este libro.”


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