(652 pág.; eBook) (56;
septiembre de 2013)
Cuando empecé a leer esta saga me
pareció un libro muy interesante, de lectura casi obligatoria, pues aunaba sencillez,
verosimilitud y amenidad. Pero la historia de China, entre los años diez y
ochenta del pasado siglo, pasa del feudalismo al comunismo y el relato de esta
familia, y del pueblo chino en general, de dramático a trágico.
Mi curiosidad occidental por conocer
la vida en China me hacía degustar el devenir de la historia, pero tanto
sufrimiento personal por los miembros de esta familia, tanto desatino político
y social, tantas muertes y sufrimientos inferidos, no sólo por los capitostes
del régimen, que sólo fueron Mao, su esposa y quienes ellos dos quisieron, sino
por el pueblo llano, por venganzas, o por miedo a sufrir las consecuencias de
no delatar a suficiente gente, me hicieron desear llegar al final y dejar de
conocer tanto desatino.
En los últimos
años de esta historia yo ya había dejado de ser adolescente y empezaba a
enterarme de lo que sucedía por esas latitudes, pero a la vista está que sólo
fue de manera muy superficial. El libro podría ser más interesante si no fuera
narrado como un diario, pues hay capítulos que sólo abarcan unos pocos meses y,
aunque sean ciertas todas las historias que se explican, la atención del lector
se disipa ante tantísimo horror.
“A los quince
años de edad, mi abuela se convirtió en concubina de un general de los señores
de la guerra quien, por entonces, era jefe de policía del indefinido Gobierno
nacional existente en China.”
eBook: perfecto