(466 pág.;
Alianza Tres) (7;
febrero de 2013)
Un viejo rey
David hace repaso de sus hazañas y aprovecha para criticar a todos, con la
coletilla “Dios sabe”. Este es el inicio de la novela y es sarcástico, cínico e
irrespetuoso. En ese momento piensas que será divertida.
A partir de ahí, comienza con su vida
personal (relato interesante en cuanto a la historia), sus mujeres y sus hijos.
Y lo hace de forma que constantemente va retomando temas que ya ha explicado,
es decir, cuenta sus desencuentros con sus familias en forma de una espiral. El
cuento de nunca acabar y aburrir al lector.
Y todo esto aderezado con decenas de
gentilicios, tales como sunamitas, filisteos, cananeos, hebreos, cereteos,
peleteos, y otros muchos más que no me he entretenido en anotar, pero que el
autor se entretuvo en repetir.
Si
algo sabe dios, es que tardaré en volver a leer algo de este Heller.
“Abisag la sunamita se
lava las manos, se empolva los brazos, se quita la túnica y se acerca a mi cama
para yacer encima de mí.”
eBook: no.
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