(171 pág.;
La Magrana) (6; enero
de 2013)
Quinto libro
que leo de esta autora (¿he de insistir en que Marisol “exprime” al máximo a
los autores que le gustan?) y aún me quedan dos más en casa. Algún día
tendremos la colección completa.
Causa un enorme placer leer un libro
de tan pocas hojas y que te haga sentir lo que experimenta el protagonista
hasta el punto de que, si lo lees un poco seguido y te abstraes de lo que te
rodea, llegas a notar la falta de respiración, la sensación de malestar y la
angustia que sufre el que da título a la historia. Lo afirmo porque leí la
novela en tres sentadas y esas fueron las sensaciones que me produjo su
lectura. Para mí es la mejor que he leído de ella y creo que es significativo
que, siendo su primera novela, un año después de su publicación ya fuera
llevada al cine.
Un sucinto
apunte de la historia: Golder es un viejo judío al cual su esposa e hija no
dejan de sangrar económicamente y que decide no seguir luchando por mantener
tal nivel de gasto. A tener presente cómo una escritora tan joven describe a
ambas mujeres y, sobre todo, el lenguaje que utiliza cuando se refiere a la
hija. De lectura imprescindible.
“–No.”
eBook: correcto.
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