Uno de los
autores favoritos de Marisol, y no defrauda. Esta historia se le ocurrió a
Collins cuando vio a una muchacha vestida de blanco con semblante apenado
sentada en un solitario banco. ¡Pues vaya imaginación! La acción transcurre en
el siglo XIX, que es el del autor, pero su prosa es más ligera que la de Jane Austen,
aunque obviamente la sociedad retratada es la misma.
Una joven
menor de edad acepta el contrato de matrimonio con un noble al que su padre le
ha dado el consentimiento. Este muere y la joven conoce a un profesor de dibujo
del cual se ha enamorado en secreto, pero decide mantener su compromiso, aunque
el noble parece necesitar más la posible herencia que le proporcionaría su
futura mujer que a esta. Y…
Esta es la
historia que se desarrolla a lo largo de trescientas páginas. Del resto no
hablo para no desvelar de qué van, pero me parecen mucho menos interesantes.
Hay otros personajes, de los que cabe resaltar el tío de la mencionada joven,
el cual vive recluido en su habitación para no soportar, egoístamente, al resto
de la humanidad; o al conde italiano, que participa muy activamente en todo lo malo
que les sucede a los protagonistas.
“Era el
último día de julio.”
eBook: sí.
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