domingo, 11 de septiembre de 2011

Stephen L. Carter: El emperador de Ocean Park (**)

(717 pág.; El País)                          (15; abril de 2011)

El padre del protagonista, juez que llegó a ser propuesto para el Tribunal Supremo, muere de un aparente ataque al corazón. La esposa de aquél es candidata al Tribunal de Apelaciones, antesala del Supremo. La hija del juez cree que fue asesinado. Hay muchas personas interesadas en las “disposiciones” del juez, que su hijo debe encontrar y entregar al que mejor uso haga de ellas.

Este es, en cuatro líneas, el resumen argumental de esta novela de más de setecientas páginas. Una vez leí que a más de una novela de esta longitud le sobran doscientas páginas … o las setecientas. Es posible que este caso sea el de las doscientas, pero en honor a la verdad, y teniendo en cuenta que no he leído mucha novela negra, la manera de ir poco a poco conociendo detalles de la vida del protagonista y la gente que conoce, bien de la facultad donde da clases, bien de los muchos conocidos que tuvo su padre en vida, hace que las hojas vayan pasando sin dificultad.

Un dato muy curioso de la novela: el protagonista y su familia son de “la nación más oscura”, hecho que no acostumbra a suceder y que a lo largo de la novela te lo recuerda el autor, a través de la idiosincrasia o vicisitudes vividas por esa “nación”.

A pesar de que para mí la palabra “bestseller” tiene una connotación negativa, en este caso he acertado leyendo este libro.




“Cuando mi padre murió dejó el abono para los Redskins a mi hermano, la casa de Shepard Street a mi hermana y la de Martha’s Vineyard a mí.”


eBook: sí.                                          epublibre



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