(323
pág.; Plaza & Janés) (57; septiembre
de 2023) (Premio Nobel 1934)
Teníamos una vecina que murió hará
unos seis años y, una vez que entré en su casa, vi que tenía muchos libros. En
octubre pasado se vendió el piso y pregunté a los que lo limpiaban qué iban a
hacer con los libros. Me dijeron que cogiera los que quisiera. Aparte de
decenas de libros de la colección Crisol de Aguilar (mini libros) y de otros
cuantos, me llevé las obras completas de Pirandello. Este mes ya he dado cuenta
del primer tercio del primer libro: sus obras de teatro.
Ya había leído sus famosos seis
personajes, pero desconocía que su producción teatral siempre estuviera en
las lindes de lo real/irreal, o bien, teatro dentro del teatro. En cualquier
caso, las siguientes obras Cada cual a su manera, Esta noche se
improvisa la comedia, El hombre de la flor en la boca, Cada cual
en su papel, El placer de la honradez y El imbécil, me han
hecho pasar muy buenos ratos.
Me quedo con Cada cual en su papel, de la que transcribo su inicio: me he reído a gusto con los diálogos de sus personajes en los que brilla la incomunicación total.
“Guido.– (Ofreciendo
desde el comedor.) ¿«Chartreuse»? (Espera la respuesta. Y como Silia no
contesta:) ¿Anís? (Como antes.) ¿Coñac? (Como antes.) Bueno, lo que yo elija, ¿no? (Sirve una copa de anís y viene a ofrecérsela
a Silia). Aquí tienes”.
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