(184 pág.; Debolsillo) (56; agosto de 2023) (Premio Nobel 1982)
Un nuevo libro que leo de este autor
y, de nuevo, me vuelve a sorprender con una historia realmente singular: una
jovencita es mordida por un perro rabioso y se sospecha que ella tiene la rabia.
Pero pasa el tiempo y no se le declara la enfermedad, más allá, de las muestras
de mal carácter que tiene. No obstante, su padre termina yendo a ver al obispo,
por si acaso. Y, por si el caso así fuera, se encarga a un sacerdote que haga
un exorcismo.
La novela tiene unos personajes
estupendos, aparte de la joven y del sacerdote, que son sus estrafalarios padres
y el médico judío. Pero la historia no sería tan interesante si quien la
contara no tuviera la gracia de García Márquez, sin ningún género de duda.
Ya he leído doce libros de él y he
de dejarlo para leer a otros autores, pero es de los que sabe mal hacerlo.
“Un perro
cenizo con un lucero en la frente irrumpió en los vericuetos del mercado el
primer domingo de diciembre, revolcó mesas de fritangas, desbarató tenderetes
de indios y toldos de lotería, y de paso mordió a cuatro personas que se le
atravesaron en el camino”.
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