(318 pág.; El País) (24; marzo de 2023)
Rafael Reig recomienda este libro en
La cadena trófica y en el curso de narrativa hemos leído unos párrafos,
por lo que lo anoté y leído queda. Pero no es de lectura fácil, pues hay capítulos
que no se llegan a entender bien, o del todo, por la forma de narrarlos o por
el léxico utilizado. En cualquier caso, si se consiguen leer, la historia es
muy buena.
Entre las muchas cosas que suceden
en ella, comienza sonando un teléfono en un laboratorio donde trabajan con unas
ratas importadas de Estados Unidos que las utilizan para ver si pueden evitar
un cáncer que padecerán todas ellas. En el laboratorio esas ratas no se
reproducen por lo que deberán importar más, pero el ayudante del personaje
principal le dice que a su cuñado, que vive con su mujer y dos hijas en una
chabola, sí se le reproducen. El científico le dice que serán otro tipo de
ratas y su ayudante le confirma que no, que son las mismas, pues él les dio una
pareja para que, cuando hicieran falta, se las vendieran al laboratorio. Si
esto no es suficiente astracanada, el viaje a la chabola del cuñado y la aparición
de personajes secundarios hacen que la historia sea impredecible.
“Sonaba el
teléfono y he oído el timbre”.
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