(155 pág.; Anagrama) (21; marzo de 2023)
Por los cincuenta años de Anagrama, si
comprabas dos o tres libros, te regalaban uno y elegí este. De eso hace ya
cuatro años. Pero bien está lo que bien acaba, y mucho mejor si el libro leído
es tan bueno como este. Es el único libro de Alberto Méndez y ganó el Nacional
de narrativa al año siguiente de su fallecimiento. ¡Qué lástima! La de libros
que se le quedaron en el tintero.
Son cuatro historias relacionadas,
porque en cada una de ellas aparece un personaje principal de otra historia
como secundario en la siguiente. Son historias muy bellas, muy tristes y muy
duras, mucho. Pero vale la pena su lectura. No es fácil, en menos de doscientas
páginas, conseguir que el lector, a pesar de lo duro de la historia, disfrute
con la belleza de lo narrado. Pocos libros pueden causar la sensación que provoca
este. La imprenta los cría y ellos se juntan (Chacón/Méndez).
“Ahora sabemos que el capitán
Alegría eligió su propia muerte a ciegas, sin mirar el rostro furibundo del
futuro que aguarda a las vidas trazadas al contrario”.
Primera derrota: 1939 o Si el
corazón pensara dejaría de latir
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