(60 pág.; Lumen) (14; febrero de 2023)
En 2016 compré y leí el libro de
Donna Tartt El jilguero (https://autobiografialectora.blogspot.com/2016/04/donna-tartt-el-jilguero.html)
y, con él, regalaban el libro que comento en esta entrada; libro que, si no he
leído hasta siete años después, no ha sido por su longitud, sino porque “ya lo
leeré”. Ahora ha habido un motivo: en unos meses estaremos un día en
Amsterdan, pues de ahí zarpa el crucero que haremos, y me apetecía volver a
visitar el Rijksmuseum, por lo que ha sido una lectura interesada.
Nunca hubiera pensado que en medio
centenar de páginas cupiera una descripción tan interesante de la pintura
flamenca y, a la vez, que la narración creara en el lector unas irresistibles
ganas de visitar los museos y recrearse con las pinturas que se exhiben en
ellos. Tanto es así, que a punto hemos estado de ampliar nuestra estancia en los
Países Bajos para poder visitar dos o tres ciudades, más o menos cercanas a la
ciudad mencionada. Al final, la cordura se ha impuesto (y la pereza de estar
cambiando cada día de hotel y pasarnos muchas horas en tren) y lo dejaremos
para mejor ocasión. Pero no se me olvidará y la portada del culpable viene a
continuación.
“Theo Becker
en la ciudad holandesa de Amsterdam persigue el anhelado cuadro titulado El
jilguero”.
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