sábado, 21 de septiembre de 2019

José L. Martín Vigil: Sexta galería (**)


(357 pág.; Juventud)                          (47; septiembre de 2019)
Ya he comentado alguna vez las coincidencias que se dan en mis lecturas, pese a que los libros tienen una procedencia muy diversa: no hace mucho hubo varios seguidos de historia (uno regalado, otro de los que tenemos en casa y el último uno nuevo). Ahora dos seguidos sobre jóvenes y ambos del tiempo de la dictadura, con unos diez años de distancia entre ambos (el anterior me lo encontré en la calle y el presente salió de nuestras estanterías porque tocaba esa en concreto). Este segundo mejor que el anterior, panegírico sobre los mineros, donde la gente es buena per se, y la religión católica aún mejor. Pero es disculpable, pues el autor perteneció a la Compañía de Jesús aunque terminó abandonándola y dejando el sacerdocio y, sobre todo, porque es capaz de reconocer que no es el catolicismo la única posibilidad de salvación, lo que no deja de ser un paso adelante al principio de los sesenta.
Media docena de jóvenes adolescentes, impulsados por un cura que les da clase, deciden pasar un verano trabajando en una mina de Asturias para comprender cómo vive otra gente y tener una mayor perspectiva que no sea únicamente la de sus acomodadas familias. La entrada en la mina les asusta a todos, no solo por la profundidad y angostura en la que hay que trabajar, sino por las bromas de los avezados mineros que los tratan de señoritos, pero ellos no se arredran y trabajan con denuedo; pero el destino les deparará una mayor prueba que les cambiará la vida.







“Nerio paró el martillo y se pasó el dorso de la mano por los ojos renegridos.”


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