(367 pág.; Maeva) (18;
abril de 2017)
Cuando le comenté a Marisol que había cogido este libro
para leerlo me dijo que era una autora de crímenes para mujeres, y debía saber
de qué hablaba pues ha leído ya varios de ella. Una vez leído, confirmo lo
anterior y recuerdo que una vez ya hablé al respecto. Esta primera novela es de
lectura e intríngulis sencillos, pero entretenida.
La protagonista de la novela (y de las siguientes) es una
escritora de biografías de escritoras nórdicas que, debido a que pasa por
delante de la casa de una antigua amiga suya, encuentra a dicha persona muerta
en la bañera y con las muñecas cortadas con una hoja de afeitar. La madre de la
suicida insiste en que su hija nunca lo habría hecho, pero nada parece indicar
lo contrario. La familia le pide a la protagonista que escriba un panegírico
sobre la difunta, lo que le llevará a investigar y bucear en el pasado de ambas
y de la gente que tuvo relación con ellas.
“La casa estaba desierta y vacía.”
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