sábado, 7 de mayo de 2016

Stephen Hawking: Dios creó los números (**)

(1.031 pág.; Crítica)                                      (27; mayo de 2016)
Debió ser en 2007 cuando me enteré de la publicación de este libro y, sin preocuparme por su contenido o precio, se lo pedí a Anna como regalo de Navidad. No puedo olvidar que me comentó que “le había costado mucho dinero”. Ella tenía trece años e invirtió en él diez de las semanadas que cobraba. Nunca más le he vuelto a pedir un libro si antes no he mirado lo que cuesta, pues me avergoncé de no haberlo pensado. Esto en cuanto al precio.
En cuanto al contenido tampoco paré mientes de lo que iba por lo que fue toda una sorpresa la profundidad del contenido: a criterio de Hawking aparecen los diecisiete matemáticos más importantes de la historia y treinta y uno de sus importantes trabajos, parcial o totalmente. No soy un erudito en matemáticas, pero algo estudié y aún recuerdo, por lo que con ganas empecé a leerlo.
¡Pobre de mí! El prefacio bien, la sinopsis biográfica del primero mejor, pero ¡ay! cuando empieza con los axiomas, las fórmulas matemáticas, los desarrollos y demás zarandajas debidas a la traducción del griego según un traductor o según otro. En resumen, es un libro matemático muy interesante pues contiene las obras originales de autores que van desde los griegos hasta el pasado siglo, con biografías muy completas y trabajos increíbles de que hayan sido concebidos pero, desgraciadamente, sólo lo puede leer alguien que haya estudiado exactas o con altos conocimientos de matemáticas y paciencia para seguir su desarrollo.
Este año, dolido por haber pedido algo que no tenía que haberlo hecho y menos a mi hija, y que no había leído, me propuse leer cada semana un capítulo, me refiero a la biografía, y cazar palabras al vuelo del descubrimiento del autor en cuestión. La verdad es que he disfrutado mucho leyendo cómo la matemática fue ampliando sus campos y las profundidades de estos, aunque no haya podido seguir los razonamientos expuestos. Algún día tendré que comprar a Anna una primera edición de un clásico para compensar, de alguna manera, su generoso regalo.




“Dios creó los números. El hombre todo lo demás.”
Leopold Kronecker


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