(196 pág.; Edhasa) (34;
mayo de 2013)
Si has visto la película, olvídala y
lee el libro; y si no la has visto, lee primero el libro y luego contempla lo
que salió de esta novela corta, pero muy interesante.
En un mundo en el cual los androides
son irreconocibles para el ojo humano, estos, los humanos, tienen una fijación
enfermiza que consiste en tener un animal vivo en la azotea al que cuidar.
Tanto da que sea un conejo (son los considerados de menor rango), una serpiente
o una oveja de auténticos vellones (las más apreciadas). Claro que si no te lo
puedes permitir siempre te queda el consuelo de tener un animal artificial, que
es muy difícil de diferenciar, pero que tú sabes que no es natural. Y eso te
entristece y preocupa.
Esto es lo que le sucede al
protagonista de la novela: tiene una oveja sintética y hará lo imposible por
conseguir la enorme suma de dinero que hace falta para poseer una “de verdad”.
¿Queda explicado el curioso e inquietante título de la novela? Solo una pega: el
final no me gustó por ser demasiado metafísico, pero el resto… muy bueno.
“Una alegre y suave oleada
eléctrica silbada por el despertador automático del órgano de ánimos que tenía
junto a la cama despertó a Rick Deckard.”
eBook: correcto.
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