(323 pág.; Anagrama) (28;
mayo de 2013)
El cuarto libro seguido que
considero poco recomendable y me sabe muy mal, pues tenía muchas ganas de leer
a Mailer y que me gustara. Antes de tener el eBook, en nuestra última librería
favorita (Bertrand), descubrí un gran volumen de este autor y pensaba comprarlo
cuando hubiera leído los dos que tenemos de él. Ahora ya no podrá ser: por el
ingenio electrónico que poseo y porque el segundo tardará algún año en ser
leído, si tiene esa suerte.
El protagonista de esta entretenida
novela, hasta la mitad, amanece un día manchado de sangre y su coche también y
se entera de que han sido encontradas muertas las dos personas que estuvieron
emborrachándose con él. A partir de la mitad del libro, cuando el autor ya no
sabe cómo salir del embrollo en el que la ha convertido, aparece el padre del
protagonista y, después de embrollarlo un poco más, fueron felices porque
comieron perdices.
Puede parecer tonto no releer a un
autor de reconocida fama, pero tengo muchos autores con su mismo mérito por
conocer y otro muchos más que sin tener su reconocimiento me han hecho pasar
muy buenos ratos, por lo que estará en el dique seco por un buen tiempo.
“Al amanecer, si la marea no había cubierto los bajíos, me
despertaba a veces el griterío de las gaviotas.”
eBook: mala edición: muchas interlíneas sobrantes y a partir
de la mitad de la novela empiezan a faltan letras y terminan faltando palabras.
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