domingo, 25 de marzo de 2012

Boris L. Pasternak: El Doctor Jivago (***)


(448 pág.; Noguer)            (9; febrero de 2012)            (Premio Nobel 1958)

Quien haya visto la película, que la olvide; quien lea la contraportada de alguna edición que describa una situación como la que figura en la portada de más abajo, que no haga mucho caso.

Este libro describe la situación de Rusia después de la Primera Guerra Mundial y durante la Revolución de Octubre a través de las vivencias de Jivago: médico joven de familia adinerada que, a pesar de creer en la Revolución, está mal visto por los que rigen los destinos de la nueva Rusia, ya que no proviene de una clase humilde. En contra de lo dicho en las dos primeras líneas, sí que es cierto que conoce a una muchacha de la que termina enamorándose, pero sucede pasada la mitad de la novela, porque la novela trata, fundamentalmente, de transmitir el desconcierto, descontrol y opiniones en contra de la mencionada revolución, llegándose al levantamiento de armas en contra de ese nuevo estatus.

Al pobre médico le sucede de todo: teme por su vida porque los revolucionarios prefieren matarlo a usar sus conocimientos, pues proviene de una familia adinerada; los contrarrevolucionarios lo secuestran porque precisan de sus servicios; su mujer y sus hijos son desterrados debido a sus orígenes; y el que él conviva con una amante hace que tengan que abandonar la ciudad donde viven.

Quien haya visto la película y recuerde la estupenda música de Maurice Jarre, puede que le pase lo que me ha sucedido a mí leyendo la novela: a pesar de leer sobre nieve y más nieve ni una sola vez me vinieron las notas a la memoria, pues esa melodía la tengo asimilada a una vía de escape, a una salida hacia algo mejor, a una belleza que, a pesar de que en la novela se describe, la alegría que me hace sentir la música no se encuentra por ninguna parte.

Obra poética que, sin entrar en detalles escabrosos, da una muestra de lo que debieron ser aquellos terribles años para el pueblo ruso.






“Andaban, y al andar cantaban Eterna memoria.”

(eBook: Como es habitual en los libros que deseo leer, este tampoco se comercializa en versión digital y lo encontré en versión .rtf y, a través de Calibre lo convertí en .mobi. ¿Será esta una constante o en algún momento se torcerá esta serie continua de desencuentros?)



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