(684 + 871 págs.; leídas unas 1.030; Austral) (47; septiembre de 2011)
No he podido
con él. Cuando llevaba 500 páginas del primer libro decidí saltar los párrafos
que hablaban de filosofía, ética, psicología, etc., y que se desviaban, a mi
entender, del tema de la novela. En el segundo libro he leído hasta la última
página publicada, pero después de la introducción del traductor de las
galeradas y de todos los apuntes que quedaron por publicarse, he leído dos
capítulos y me he preguntado ¿para qué seguir? Lo he pensado y he dicho que ya
estaba bien de malgastar mi tiempo.
Ya me creo
que es la novela más importante en lengua alemana del siglo XX, pero no es para
todos los públicos. Realmente no sé si es una novela. El tema “novelístico” es
el hecho de que se cumplirán 70 años de la subida al trono de Francisco José I el
mismo año en que se cumplan 30 de la proclamación de Guillermo II en Alemania,
por lo que media docena de personas de Kakania (el imperio austro-húngaro que
siempre mencionaba García Berlanga en sus películas) quieren impresionar al
mundo por la originalidad de la celebración. Y para ello se hacen reuniones, se
forman comités, etc., etc. Vamos, lo mismo que ahora cuando algo no se quiere
que llegue a buen puerto.
Si la
historia hubiera seguido por esos derroteros habría sido, supongo, una crítica
mordaz de lo establecido, pero parece ser que lo bueno de esta obra es,
precisamente, lo que me ha hecho dejarla por imposible.
Pero algo he
sacado en claro: si a la mitad de un libro su lectura no atrae hay que dejarlo
sin más (y puedo aceptar que la culpa no sea del autor).
“Sobre el Atlántico avanzaba un mínimo barométrico en
dirección este, frente a un máximo estacionado sobre Rusia; de momento no
mostraba tendencia a esquivarlo desplazándose hacia el norte.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario