domingo, 18 de diciembre de 2011

Robert Musil: El hombre sin atributos (*)


(684 + 871 págs.; leídas unas 1.030; Austral)      (47; septiembre de 2011)

No he podido con él. Cuando llevaba 500 páginas del primer libro decidí saltar los párrafos que hablaban de filosofía, ética, psicología, etc., y que se desviaban, a mi entender, del tema de la novela. En el segundo libro he leído hasta la última página publicada, pero después de la introducción del traductor de las galeradas y de todos los apuntes que quedaron por publicarse, he leído dos capítulos y me he preguntado ¿para qué seguir? Lo he pensado y he dicho que ya estaba bien de malgastar mi tiempo.

Ya me creo que es la novela más importante en lengua alemana del siglo XX, pero no es para todos los públicos. Realmente no sé si es una novela. El tema “novelístico” es el hecho de que se cumplirán 70 años de la subida al trono de Francisco José I el mismo año en que se cumplan 30 de la proclamación de Guillermo II en Alemania, por lo que media docena de personas de Kakania (el imperio austro-húngaro que siempre mencionaba García Berlanga en sus películas) quieren impresionar al mundo por la originalidad de la celebración. Y para ello se hacen reuniones, se forman comités, etc., etc. Vamos, lo mismo que ahora cuando algo no se quiere que llegue a buen puerto.

Si la historia hubiera seguido por esos derroteros habría sido, supongo, una crítica mordaz de lo establecido, pero parece ser que lo bueno de esta obra es, precisamente, lo que me ha hecho dejarla por imposible.

Pero algo he sacado en claro: si a la mitad de un libro su lectura no atrae hay que dejarlo sin más (y puedo aceptar que la culpa no sea del autor).






“Sobre el Atlántico avanzaba un mínimo barométrico en dirección este, frente a un máximo estacionado sobre Rusia; de momento no mostraba tendencia a esquivarlo desplazándose hacia el norte.”


eBook: sí.                          epublibre



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