domingo, 11 de diciembre de 2011

Lev N. Tolstói: Anna Karénina (***)


(1.002 pág.; Alba)                              (45; agosto de 2011; Huesca)

Sin duda una obra monumental y de lectura obligatoria. Tolstoi nos ofrece un fresco de la Rusia imperial de finales del XIX con poco más de una docena de personajes y con ellos todas las dudas, amores, celos, arrepentimientos y odios que el ser humano va sintiendo, y haciendo sentir, a lo largo de su existencia. Además, demuestra ser un hombre muy informado del momento que le tocó vivir, tanto en arte como en avances sociales.

Es el primer libro que leo de él y me ha sorprendido el llano lenguaje que utiliza. A veces parece que un autor consagrado y enorme como Tolstoi tiene que ser difícil de leer, que su forma de escribir ha de ser rebuscada o para eruditos. Este libro es un buen ejemplo de que no siempre es así.

Creo que no vale la pena explicar el argumento, porque todo el mundo ha oído hablar de esta obra, pero me gustaría resaltar el personaje del hermano de Anna, Stepán Arkádevich, que es el único de la novela que se salva de tener dudas: él tiene claro que la vida es para vivirla lo mejor posible y aunque está casado, tiene varios hijos y va justo de dinero, no por ello deja de ir al club o al teatro. No obstante, le importan los sufrimientos ajenos y se implica intentando evitarlos.

Dos apuntes finales: el libro está dividido en ocho partes y el primer editor no quiso imprimir la última. Tolstoi pagó de su bolsillo la inclusión de esta última parte y así es esta edición. ¡Lástima, tenía razón el editor! El final de la séptima es tan brillante como el inicio de la novela y la octava parte no añade nada al desarrollo de las siete primeras y, en cambio, es un capítulo dedicado a explicar las ideas religiosas del propio Tolstoi. La religión debería estar al margen de la literatura y los escritores que “encuentran” la suya deberían escribir ensayos.

El apunte final es para desaconsejar la edición de la editorial Austral, pues no pone quién o quiénes son los traductores, pero sí traduce los nombres propios rusos y eso hace daño a la vista.




“Todas las familias felices se parecen; las desdichadas lo son cada una a su modo.”

eBook: sí.



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