sábado, 30 de julio de 2011

Marguerite Yourcenar: Memorias de Adriano (**/***)

(273 pág.; Edhasa)                 (1; enero de 2011)
            Esto es otra cosa. Da gusto leer una carta de ¡236 páginas! y disfrutar leyendo.
            La traducción, como se puede ver en la portada es de Cortázar, por lo que la belleza y la poesía del texto no sé a quién corresponde más, si a la autora o al traductor. ¡Ojalá pudiera leerlo también en francés!
            Yourcenar lo escribió cuando tenía veintitantos años, tardó unos cuatro y lo publicó veinte años después de documentarse en torno a Adriano, su vida y su pensamiento. En las cuarenta páginas del final del libro explica la gestación del mismo, la bibliografía utilizada y cómo consiguió encontrar el tono preciso a este monólogo, a esta supuesta autobiografía, a esta poética carta que Adriano le deja como guía al que será César después de Antonino, que es nombrado por el propio Adriano a la espera de que Marco Aurelio crezca.
            De los cinco “césares buenos” Adriano, Antonino y Marco Aurelio son los tres últimos. Adriano es considerado casi un hombre sabio. En el libro se detalla el deseo de Adriano de conseguir un mundo sin guerra, un lugar habitable para todos en igualdad de condiciones, lleno de belleza.
            Como muestra, estas líneas que pertenecen al siglo III de nuestra era y que echando la vista atrás podrían parecer ciencia ficción:
            “Las leyes deberían diferir lo menos posible de los usos; he acordado a la mujer una creciente libertad para administrar su fortuna, testar y heredar. Insistí en que ninguna doncella sea casada sin su consentimiento: la violación legal es tan repugnante como cualquier otra. El matrimonio es la cuestión más importante de su vida: justo es que la resuelvan según su voluntad”.


“Querido Marco: He ido esta mañana a ver a mi médico Hermógenes, que acaba de regresar a la Villa después de un largo viaje por Asia.”

eBook: sí.

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