domingo, 24 de abril de 2011

Curzio Malaparte: La piel (**)

            (422 pág.; El País Clásicos del siglo XX)                      (25, junio de 2010)
            Desde que conocí el seudónimo de este escritor cuando era adolescente, en realidad se llamaba Kurt Erich Suckert, tuve ganas de leer esta novela, pues el título me producía una sensación de desazón porque me hacía sospechar que lo que en ella se explicaba no parecía que fuera agradable y eso añadido al curioso apellido del autor (que lo eligió porque Bonaparte ya había sido escogido).
            La novela lo tiene a él mismo como narrador de la llegada de los norteamericanos a Sicilia durante la Segunda Guerra Mundial, pues fue adjunto al Alto Mando norteamericano, y la sensación premonitoria que me produjo el apellido del autor y el título de esta obra fue acertada, pues la lectura de cada capítulo tiene un momento desagradable cuando menos, si no terrorífico, como el que describe la comida en la que un soldado pierde su mano al estallarle una granada. Este libro fue incorporado el Indice de libros prohibidos de la Iglesia Católica (creado en 1559 y en vigor hasta 1966).
            Me parece negativo y reiterativa la insistencia en la inocencia norteamericana frente a la experiencia europea de destrucción (que supongo fue la vivencia que él tuvo al ser actor de ese tiempo), pero que creo que rompe un poco la dinámica de la narración por su aspecto filosófico.
A pesar de las consideraciones anteriores, me alegro mucho de haberlo leído, aunque haya sido cuarenta años después de saber de su existencia.      (oct.-10)




"Eran los días de la «peste» de Nápoles."

eBook: sí.


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