(184 pág.; Libros del Asteroide) (41; julio de 2023)
Marisol me recomendó este libro porque
le había gustado mucho y, como es habitual, su opinión es un acierto.
Después de un poético inicio en el
que Aderramán III indica que en sus “cincuenta años de reinado ha llegado a
contar hasta catorce días perfectos”, el libro contiene dos misivas.
La primera la dirige el protagonista
a su amante: había quedado con ella (como había hecho en los dos últimos años),
pero no se podrán ver, pues ella ha viajado con su marido. Él le escribe una
carta donde le expone las sensaciones que le embargan en esos momentos: lo que
es su vida a lo largo del año, salvo esos tres días de congreso en los que se
veía con ella. La segunda carta va dirigida a su mujer con la esperanza de que
la recibiera el día que el llegaba, pero sabe que el correo no será más rápido
que su vuelo. En ella le dice lo mucho que sentía cuando se conocieron y lo que
ahora representa comenzar un nuevo día. Quiere pensar que a todos les pasa lo
mismo, pero el querría más días perfectos.
Si eres joven y lees este libro
quizá no lo entiendas; si no lo eres, cuando lo leas creerás que un buen
escritor ha escrito todo aquello que has sentido, sientes y desearías sentir o haber
sentido.
“Querida
Camila: Me doy cuenta ahora de que
durante el último año los momentos de felicidad más recurrentes y reales de mi
vida han sido lo que Carmen, mi hija pequeña, llama guerra”.
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