(169 pág., bilingüe;
Pre-Textos) (76; octubre de 2022; en Madrid) (Premio Nobel 2020)
Compré este libro en 2020 pero, al
no encontrarlo digitalizado, se ha ido quedando atrasado, lo que no me gusta,
pues querría leer los libros cuando los compro, pero los de papel no me los
llevo como hago con el lector, con la excepción de este, que aproveché un viaje
a Madrid para leerlo por fin.
Los
poemas están escritos en prosa, lo que personalmente me parece que le quita
atractivo; no están mal, pero no me dicen más que una buena novela, como podría
ser Los santos inocentes, que la tengo pendiente, pero sé lo bien
escrita que está. Los poemas van describiendo lo que puede, mejor lo que es, la
vida en un pueblo: desde lo duro que es vivir de la tierra hasta lo triste que
puede ser cuando llega el invierno, con sus cortos y fríos días, sin la alegría
que provoca la luz y el calor propios de verano. En esto sí que está bien el
libro, pues la autora se ha esmerado en recorrer lo que podría ser todo el
espectro propio de una vida de pueblo. En lugar de una frase inicial de
un poema, esta vez he escogido una cercana al final que me ha gustado mucho.
“Para nacer, tu cuerpo hace un
pacto con la muerte
y, desde ese momento, lo único que
intenta es hacer trampa”.
Un trozo de papel
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